Cuando uno está en su casa, se siente cómodo, con confianza. En cualquier ámbito ocurre esto pero traducido al deporte el efecto incluso se multiplica. Jugar en casa es empezar el partido ganando. Por eso en este Mundial, Francia es todavía más favorita de lo normal.

Por tercera vez en su historia, Francia será sede del Mundial Masculino. Las anteriores, en 1970 y 2001. La selección que dirigen Didier Dinart y Guillaume Gille llega a la cita como principal favorita, tres oros en las últimas cuatro ediciones son su carta de presentación. Y no solo por su pasado reciente y por su plantilla Francia es la candidata número uno a subirse al podio, si no que también por ser anfitriona. Organizar el Mundial es garantía de éxito.

En toda la historia, más del 20% de los Mundiales acabaron en manos del organizador del torneo. Algo que ya es conocido para Francia, que conquistó el oro mundial en la edición de 2001, cuando derrotó en una agónica prórroga a la todopoderosa Suecia.

Aquella final del Mundial de 2001 no fue una excepción para los organizadores del torneo, pues desde el año 2000 han alcanzado la final mundial cinco anfitrionas. Dato abrumador, pues además de que en las últimas ocho ediciones en cinco de ellas el organizador se plantó en la final, solo en el Mundial de Portugal 2003 el anfitrión no alcanzó las semifinales. Incluso jugando en casa lograron llegar hasta las rondas finales selecciones que no son asiduas en la lucha por las medallas como Túnez y Qatar.

Francia, Alemania y España son tres selecciones que en los últimos años han conseguido subirse a lo más alto del podio de un Mundial en su casa. Ahora, será a la selección francesa la que le toque repetir hazaña y colgarse el oro al cuello en la final del Paris Bercy.

Edu Agulló | @Eduagullo