Como todo el mundo sabe, en los últimos años docenas de talentosos jugadores españoles han hecho las maletas en busca de estabilidad financiera y progresión deportiva. Este es el caso de Antonio García Robledo, uno de los grandes brazos del balonmano nacional, que esta temporada será su tercera fuera de las fronteras españolas.
Después de brillar en Granollers y Ademar León, donde fue elegido mejor lateral izquierdo de la Asobal, el jugador de La Llagosta recaló en el megaproyecto del PSG Handball. En el conjunto galo, donde compartió vestuario y posición con una estrella como Mikkel Hansen, estuvo dos temporadas en las que ganó una LNH y una copa francesa.
Dejado atrás su aventura parisina, Antonio García firmó este verano por dos temporadas con el campeón de la pasada edición de la EHF Cup, el MOL-Pick Szeged. Por eso en Hand-Station hemos querido hablar con este campeón del mundo para conocer de primera mano sus primeras semanas en el vestuario del ‘Spanish Szeged’.
¿Cómo está llevando la adaptación a un nuevo país como a Hungría y a un nuevo club como es el MOL-Pick Szeged?
De momento bien. El primer mes siempre es complicado porque estás con papeleos. Pero realmente estoy muy bien, muy a gusto. Además como somos tantos españoles es más fácil adaptarse con rapidez.
En el vestuario del MOL-Pick Szeged estáis Juan Carlos Pastor, Niko Mindegia, Roberto García Parrondo y ‘españoles’ como Jonas Källman y Marko Krivokapic. Está como en casa, ¿no?
Pues sí. Lo bueno que hemos tenido los que hemos llegado este año es que los que ya estaban aquí la pasada temporada nos han ido guiando y ayudando mucho durante el primer mes. Estoy encantado de estar en el MOL-Pick Szeged.
¿Se habla castellano en el vestuario?
Pues sí, se escucha mucho. Pastor habla siempre en castellano y es Marko [Krivokapic] el que traduce al húngaro. Entre los jugadores hablamos mucho en castellano y en inglés. La verdad es que es gracioso porque hay algunos jugadores húngaros que ya saben algunas expresiones en español. Es la primera vez que veo algo así, llega un entrenador español a un club extranjero y en vez de adaptarse él, han sido los jugadores los que se han adaptado a Pastor.
Ante esta situación supongo que será fundamental la figura de Marko Krivokapic.
Sí, Marko es vital. Él no es solo un traductor porque él ha jugado muchos años en Valladolid y conoce perfectamente el sistema de juego de Pastor. Krivokapic es una de las personas más importantes del club.
En cuanto al sistema de juego, ¿ya está adaptado al equipo?
Bueno, poco a poco. El sistema de Pastor es complicado. Todo el mundo que ha estado con él coincide en que su sistema de juego es el más complejo y que siempre es difícil adaptarse. Yo por suerte estuve en León, donde teníamos un estilo de juego algo parecido y esto me está ayudado.
Hace unas semanas disputasteis el primer título del año y caísteis en la Supercopa de Hungría ante el MKB-MVM Veszprém. ¿Qué sensaciones os dejó el partido?
Estábamos muy bien antes de jugar contra ellos pero fue un gran batacazo [el resultado fue 33-24]. Nos dimos cuenta de que estamos un poco por detrás de lo que creíamos. Pero en cierta parte es normal, el partido fue en su casa y creo que nos pesó el salir pensando excesivamente en el rival. En ningún momento del partido estuvimos cómodos.
Después de ganar la EHF Cup en 2014 y tras conseguir una invitación para la EHF Champions League, ¿qué objetivos se marca el equipo de cara a esta nueva temporada?
El equipo es muy ambicioso. La pasada temporada acabaron a un nivel impresionante, ganando la EHF Cup, y este año el club quiere seguir creciendo. Nosotros sabemos cuáles son nuestras limitaciones pero si conseguimos transmitir en el campo la idea de Pastor vamos a ser un equipo muy difícil de ganar. Basándonos en el conjunto , nuestro objetivo es plantar cara y pelarle los títulos en Hungría al Veszprém y en Europa intentar llegar lo más lejos posible, estar entre los mejores de Europa.
En la liga húngara, esta temporada el MKB-MVM Veszprém, que disputa la SEHA League no entrará hasta la liguilla por el título. ¿Qué nivel hay? ¿Os permitirá llegar frescos a la EHF Champions League?
Puede ser que sin Veszprém durante los primeros meses esto puede ser así. Pero la liga húngara tiene más nivel de lo que la gente piensa, incluso más del que yo pensaba cuando llegué aquí. Hemos visto videos de varios equipos y hay algunos muy fuertes, como Csurgoi o Balatonfuredi. Nos costará ganarles, tendremos que estar al cien por cien entre otras cosas porque para estar finos en los partidos de Champions, que ahora son los más importantes, necesitamos estar a muy buen nivel en la liga doméstica.
En la fase de grupos estáis encuadrados en el grupo D junto a KS Vive Targi Kielce, Kadetten Schaffhausen, Dunkerque HB Grand Litoral, Aalborg Handball y HC Motor Zaporozhye. Es un grupo duro pero muy igualado, ¿aspiráis a todo?
Pues sí. No renunciamos a nada. Lucharemos para aspirar a lo máximo. Si nos hubieran tocado otros equipos, Pastor nos habría inculcado la misma idea, la de luchar por todo y no renunciar a la victoria ante ningún equipo. Desde el primer día estamos trabajando para poder ganar a cualquier equipo. Será importante estar en las primeras posiciones para poder tener el factor campo en las siguientes eliminatorias.
En esta fase de grupos os enfrentareis al Dunkerque, equipo que le quitó la liga a PSG la pasada temporada. ¿Será un partido especial para usted?
Cuando vi que Dunkerque cayó en nuestro grupo me hizo ilusión. Aparte de que la pasada temporada nos quitaron la liga, siempre gusta jugar contra grandes equipos y no cabe duda de que Dunkerque lo es, lo demostró el año pasado. Volver a Francia y jugar contra jugadores que conozco me hace ilusión, será un partido especial.
Tras jugar dos temporadas en el PSG Handball, ¿qué se lleva de su paso por el conjunto parisino?
La experiencia de haber jugado en un equipo grande, que aspira a ganarlo todo, que tiene la presión de tener que ganar todos los títulos. El año pasado teníamos el objetivo de ganar todo en Francia y pelear hasta el final por la Champions League. Al final la verdad que fue un fracaso porque prácticamente no ganamos nada. Solo la Copa de Francia, que para nosotros fue una gran alegría para terminar la temporada. Todos esperaban más de nosotros, incluso nosotros mismos. En resumen me voy satisfecho sobre todo por mis actuaciones en la segunda temporada, en la que me gané la confianza de Gardent, que me vio como una buena solución a posibles problemas.
¿Qué cree que pasó para estar de lejos de conseguir los objetivos? ¿Qué ocurrió para estar a un nivel inferior al de tu primera temporada a pesar de llegar jugadores como Vori o Narcisse?
Sobre todo nos afectó la baja de Didier Dinart. Era un pilar básico en nuestra defensa y en el vestuario. Creo que fue la gran diferencia entre una temporada y otra. Su presencia en defensa marcaba la diferencia. Luego, no fuimos un equipo constante, ante equipos fuertes y en pistas complicadas no estuvimos a la altura en ningún momento. Éramos un equipo con mucha calidad individual pero nos faltaba mucho trabajo colectivo en el que basarnos cuando las cosas se nos ponían en contra. No teníamos esa capacidad de reacción que deben tener los grandes equipos. No confiábamos en el sistema de juego y cada uno intentaba realizar la guerra por su cuenta y a la vista está que no era una buena solución.
Desde fuera el centro de las críticas era vuestro entrenador, Philippe Gardent. ¿Cree que estas críticas eran justas o eran excesivas?
No sé si eran excesivas, sé que él lo pasó muy mal, el vestuario lo pasó muy mal porque sabíamos que no estábamos a nuestro nivel, que no disfrutábamos en la pista. La suerte que tuvimos es que había muy buena relación entre todos los jugadores.
En realidad los culpables de la situación éramos todos los que formábamos parte del equipo. Al final el entrenador es la cabeza visible pero somos nosotros los que estamos en la pista. También te digo que las críticas hacia Gardent llegaban más desde fuera de Francia que desde dentro. En Francia se nos hacían responsables a todos, que creo que era lo justo.
En estas dos temporadas compartiste vestuario y puesto con uno de los mejores jugadores del mundo, con Mikkel Hansen. ¿Cómo llevo esta circunstancia?
Mikkel Hansen es uno de los mejores jugadores del mundo y uno de los mejores compañeros del mundo. Es un gran amigo y ahora que no estoy allí lo echo de menos. Compartíamos muchos momentos en el vestuario. Mikkel es una persona que le gusta mucho el balonmano y todo lo que conseguí es por todo lo que trabaja para lograrlo. Por su carácter ganador es uno de los que peor lo pasó la pasada temporada. En estos dos años a su lado he aprendido mucho y he pasado muy buenos momentos.
Esta será tu tercera temporada fuera de España, ¿cómo ve desde la distancia la situación del balonmano español?
Lamentablemente los que estamos en la pista, los que vivimos el balonmano estamos a un nivel y los que nos tienen que proteger, los que nos tiene que cuidar, los que tienen que trabajar por el crecimiento de este deporte no están a la altura. Nosotros lo único que podemos hacer es seguir trabajando y esperar a que llegue un día en el que todo cambie. Desde hace mucho tiempo pido a la Liga Asobal que nos de la oportunidad de poder mostrarnos. Estoy seguro de que cuando nos den esa oportunidad conseguiremos enganchar a mucha gente y habrá empresas que apuesten por nuestro deporte. Desde la Federación se están haciendo las cosas muy bien y los jugadores españoles también. Solo nos queda rezar para que alguien apueste por nosotros, necesitamos visibilidad.
¿Hay mucho que aprender de la liga húngara?
Pues sí, la gente me decía, pero cómo te vas a Hungría. Y yo les respondía, pues la liga húngara tiene 20.000 cosas que no tenemos en España, por eso nos estamos yendo tanta gente fuera. Me voy a un sitio donde todo esta profesionalizado y donde los clubes saben lo que hay que hacer para que su equipo y su deporte crezcan. Por ejemplo mi madre puede ver por Internet prácticamente todos mis partidos, hasta los amistosos de pretemporada, y yo no puedo ver ningún encuentro de la Liga Asobal. En España los que nos defienden no están a la altura. Lo que yo no entiendo es por qué no van a copiar a los países donde el balonmano funciona. ¿Dónde están trabajando bien? ¿En Alemania? ¿En Francia? Pues manda a un tío allí a qué vea lo que hagan y lo copias.
Dejando las penurias a un lado. Si hay un equipo que estas dos últimas temporadas ha dado un gran paso adelante es el Granollers, el club de toda tu vida, ¿espera volver a jugar en el club catalán?
Por supuesto, me encantaría. El Granollers es el club de toda mi vida. Ahora mismo vamos por caminos diferentes. Me fui de Granollers para vivir otras experiencias y en estos años nos está yendo muy bien tanto a mi como a ellos. El día en el que pueda volver estaré encantado de poder ayudarles a seguir creciendo. Yo quiero volver a jugar en Granollers antes de reitrarme.
Edu Agulló | @Eduagullo