Esta tarde, España volverá a jugar las semifinales de un Europeo, hazaña que lleva repitiendo desde Serbia 2012, inmaculado cuatro de cuatro para los ‘Hispanos’.

En los últimos 20 años, la selección española masculina de balonmano ha estado entre las 4 mejores del torneo en hasta 15 campeonatos, 7 Europeos, 6 Mundiales y 2 Juegos Olímpicos. Un sano hábito que no debe malacostumbrarnos, algo de lo que escribimos hace justo dos años aquí.

Durante este torneo, España se ha sobrepuesto a la falta de lanzamiento exterior y a la inferioridad física con la mayoría de las selecciones. Lo ha conseguido a base de su riqueza táctica y a la calidad técnica de sus jugadores. Pero esto no debe nublar la realidad, pues, de cara al futuro, la búsqueda de lanzamiento exterior y de mejores físicos es una obligación perfectamente compatible con mantener el estilo que ha llevado al balonmano español a lo más alto. Estilo que incluso se ha exportado a otros países.

Desde su llegada, el cuerpo técnico liderado por Jordi Ribera, en este sentido, ha tenido muy claro el objetivo a medio-largo y así debe seguir siendo. Buenos resultados como el de este Europeo o los conseguidos el pasado verano en categorías júnior y juvenil no deben hacer olvidar que se necesita lanzamiento exterior para seguir siendo uno de los grandes dominadores del balonmano mundial durante los próximos años.

Como nos ha demostrado Alemania en este torneo, en el que solo derrotó a Montenegro y República Checa, el lanzamiento exterior no lo es todo, ni tampoco poseer una selección llena de talento, pero ayuda mucho. Combinar estos recursos con el buen juego español es la llave del éxito y la hoja de ruta para seguir estando en la élite de un balonmano mundial que cada día tiene más miembros.

En este Europeo, a pesar de que tres de las cuatro clásicas alcanzaron las semifinales, se ha demostrado que el panorama cada vez está más abierto. Selecciones como Noruega, Suecia o Eslovenia han llegado a la élite para quedarse, desplegando buen juego y con recursos de lo más variados.

En los últimos años, la ausencia de lanzamiento exterior se está convirtiendo cada vez en un factor más excluyente. De ahí que su búsqueda sea una obligación. Como queda demostrado en este torneo, se puede ganar sin él, pero cada vez es más difícil. O eso parece indicar la tendencia de los últimos años.

La hoja de ruta de España es clara, jamás renunciar a nuestro estilo, el balonmano español debe seguir con su rico trabajo táctico, generando jugadores inteligentes y de gran destreza técnica, innovando como lo ha hecho en los últimos años. Pero a la vez potenciando los jugadores físicos y trabajando con ellos para que sean jugadores de provecho para una selección que si se dota de físico y de lanzamiento exterior puede seguir rondando el podio durante otros 20 años más.

Edu Agulló | @Eduagullo

FOTO | EHF