En el privilegiado lugar que ocupan los mejores del planeta, en los últimos tiempos ha entrado por la puerta grande un jugador que rompe con los cánones que en los últimos años han dominado el balonmano mundial. Este no es otro que Luka Cindrić, la hormiga atómica que se está echando a las espaldas a la selección croata.

Con sus escasos 180 centímetros de altura, Luka Cindrić se ha convertido en los últimos meses en uno de los jugadores más decisivos del planeta. Su capacidad de lectura del juego y su desequilibrante uno contra uno, acompañado de un duro lanzamiento (impropio de un jugado de su tamaño), le ha llevado a liderar a un Vardar que conquistó la EHF Champions League y a una Croacia que rozó la final del Mundial 2017 y que en este Europeo quiere asaltar los cielos.

Sin ir más lejos, nuestros lectores eligieron al croata como mejor jugador del año durante 2017, galardón merecido que Luka Cindrić se labró dejando con la boca abierta al mundo del balonmano en cada partido exigente que decidía.

Luka Cindrić tardó en llegar a la selección croata más que otros compañeros. No debutó con la selección absoluta hasta que tenía 21 años y no jugó un gran torneo hasta el Europeo de Polonia 2016, hace tan solo dos años.

La hormiga atómica que lidera a Croacia y al HC Vardar, es un jugador referencia atípico, por su características físicas, y también por su trayectoria, pues además de que tardó en asentarse en la selección, no fue un jugador que destacase demasiado en categorías inferiores. Nacido en 1993, Luka Cindrić compartió generación con los ‘Júniors de Oro’, pero curiosamente tan solo disputó el Mundial Júnior 2013.

En aque Mundial Júnior 2013, en el que Croacia acabó en cuarta posición, hubo hasta 10 jugadores de la selección croata que gozaron de más minutos que él. De hecho, en semifinales, ante la España de Álex Dujshebaev, Ferrán Solé, Alejandro Costoya y compañía, Luka Cindrić solo estuvo en pista 8 minutos.

En aquella generación croata la gran estrella, junto al lanzador Stipe Mandalinic, era el central titular, Ante Kaleb, que era quien le quitaba los minutos a Luka Cindrić. Ante Kaleb acabó el Mundial Júnior con 34 goles en 9 partidos. Además, en la selección croata también estaba con más protagonismo Sandro Obranovic, que jugó en este torneo el doble de minutos que Cindrić.

Tras aquel Mundial Júnior, la hormiga atómica croata siguió jugando en el modesto HRK Karlovac hasta que apareció en su vida Lino Cervar, actual seleccionador croata. Cervar se lo llevó al HC Metalurg y durante una temporada su ascenso fue meteórico. Cada partido que pasaba asumía más importancia y Europa ya iba comenzando a conocer su capacidad de desequilibrio.

Cuando mejor estaba, comenzaron a llegar los problemas económicos al club macedonio, hecho que no desperdició Raúl González para sumarlo a su proyecto del HC Vardar. Llegó para ser un jugador más en una plantilla muy completa y con la intención de que diera minutos de descanso a Igor Karacic. Pero lejos de la realidad, poco tardó en comerle el terreno a su compañero croata. Así fue hasta que en la Final4 de 2017 se hizo el dueño y señor de la pista para conducir a su equipo hacia su primera Champions League.

Ahora, como campeón de Europa de clubes, la hormiga atómica croata, de una velocidad endiablada y una fuerza impropia de su tamaño, pretende coronar en el viejo continente a su selección. En los primeros partidos ya se la ha visto decidido hacia el objetivo, pues en estos primeros cuatro partidos ha acumulado 17 goles y ha repartido 15 asistencias.

Edu Agulló | @Eduagullo