Si a lo largo de la historia hubo dos selecciones que reinaron sin piedad durante más de una década éstas fueron la Suecia de Magnus Wislander y la que terminará siendo conocida como la Francia de Nikola Karabatic (a pesar de que el astro galo no estaba en el Mundial de 2001).

Desde el inicio de los 90 pocas selecciones se han atravido a cuestionar la supremacía de estas dos selecciones, que dominaron sus épocas con absoluta autoridad. Desde 1990, cuando Suecia ganó su tercer mundial (primero para aquella maravillosa generación donde estaban jugadores como Magnus Wislander, Magnus Andersson, Per Carlén, Ola Lindgren, Mats Olsson, Staffan Olsson, Tomas Svensson…) la supremacía sueca se extendió con indiscutible superioridad hasta el 2001, año en el que vimos cómo cogía su testigo una selección que acabaría cuestionando un título honorífico que parecía difícil que perdiera aquella selección sueca, el de mejor selección de la historia.

En los últimos 25 años aquella Suecia y la Francia de los últimos años han reinado sin discusión en el balonmano mundial y hay una fecha marcada en rojo en el calendario en donde se produjo la abdicación de la Suecia de Wislander, para dejar su trono a una selección francesa que conseguiría en 15 años un palmarés dificilmente igualable.

Aquella fecha tan señalada fue el 4 de febrero de 2001, día en que se jugó la final del Mundial de Francia. En aquella gran final se enfrentaron Suecia y Francia, pero no una Suecia cualquiera y una Francia cualquiera, pues aquellas selecciones eran una muestra muy aproximada de las dos mejores selecciones de la historia.

En aquella Suecia que perdió la final en la prórroga (puedes ver los últimos minutos pinchando aquí), había hasta 4 jugadores de aquella selección que se había coronado campeona del mundo 11 años antes. En concreto estos jugadores eran Magnus Wislander, Magnus Andersson, Tomas Svensson y Ola Lindgren, jugadores que poseen un palmarés incomparable, solo al alcance de varios miembros de la selección que les ganó aquella final.

Aquel 4 de febrero Francia consiguió en el Paris-Bercy su segundo título mundial y el primer oro de los muchos que iba a acabar acumulando una generación que siempre será recordada y a la que aún le queda cuerda para rato (esperan llegar en condiciones de ganar el oro, en su casa, en 2017). Aquel partido lo jugaron varios miembros de la generación de oro del balonmano francés, como son Daniel Narcisse, Jérôme Fernandez (máximo goleador de aquella final), Didier Dinart, Bertrand Gille y Thierry Omeyer. De estas cinco estrellas del balonmano mundial, tres de ellas estarán en Qatar peleando por un nuevo oro como si no hubieran pasado 14 años desde aquella final.

A pesar de que un año más tarde Suecia, con aquellos 4 jugadores legendarios y con Staffan Olsson, ganase el oro en el Europeo de 2002, su Europeo, el final de su época dorada fue aquel Mundial de 2011, último en el que Suecia consiguió subirse al podio mundial. Durante más de 10 años, Suecia, manteniendo el mismo bloque de jugadores, no tuvo rival y solo tuvieron una pequeña mancha que les acompañará toda su vida. Durante aquellos años ganaron 4 Europeos, 2 Mundiales, llegaron otras dos finales y , aquí la mancha, perdieron hasta 3 finales olímpicas. Los Juegos Olímpicos se le resistieron a aquella maravillosa generación que demostró una y otra vez ser la mejor.

Esto último no le pasó a Francia, que durante sus casi 15 años de reinado consiguió ganar el oro olímpico en dos ocasiones. La selección de Omeyer, Guigou, Nikola Karabatic (ya estaba en el bronce del Mundial de 2003), Narcisse, Jérôme, Abalo, Bertrand y Guillaume Gille y Dinart lo ganó todo durante años y aunque varios ya no forman parte de ‘Les Experts’ son mayoría los que más de una década después siguen en la elite del balonmano mundial peleando por oros como el que ganaron en el pasado Europeo de Dinamarca 2014.

Lo conseguido por Francia desde aquella final de 2001 es de tal magnitud que si nos fijamos en el palmarés de Jérôme Fernandez, capitán de la selección, la vista se nos vuelve dorado. En estos casi 14 años que han desde aquel 4 de febrero, Francia jamás ha perdido una final y se han colgado al cuello 2 oros olímpicos, 3 oros mundiales y 3 oros europeos.

No hace falta decir mucho más para reconocer el enorme mérito de estas dos selecciones legendarias que han marcado un antes y un después en el balonmano mundial. Con la dificultad que tiene estar entre los mejores durante muchos años los siguiente datos hablan por sí solos de la grandeza de los reinados de estas dos potencias históricas: de los últimos 11 europeos, 7 fueron ganadas por Suecia y Francia y de los últimos 12 mundiales, la mitad fueron a parar a estos dos países. Además, en estos 23 grandes campeonatos solo en 3 ocasiones (Europeo 2004, Europeo 2012 y Mundial 2013) en las que ni Suecia ni Francia estuvieron presentes en las semfinales.

Por todo esto el 4 de febrero de 2001 debe ser una fecha histórica para el balonmano mundial, pues fue aquel día en el que la que era la mejor selección de la historia cedió su testigo a la única que le puede poner en cuestión ese calificativo.

Edu Agulló | @Eduagullo